lunes, 18 de abril de 2016

Tras un accidente grave de trafico

CREO QUE HE TENIDO MUCHA SUERTE.

            Tras tropezarte en la vida con una gran catástrofe…muchas cosas en tu vida cambian de golpe y mucha gente, siempre con buena voluntad, te comenta: -Has tenido mucha suerte!. En ese momento asientes con la cabeza y dejas pasar el tiempo. Pero como tienes mucho tiempo y cuando estás mal es cuando más despacio transcurre..como iba diciendo, al tener mucho tiempo para pensar cuando reparas en la situación, te preguntas: ¿de qué he tenido suerte?, ¿de tener un accidente?.
            Supongo que la gente no relaciona ambas preguntas, pero yo sí las relacionaba entonces y no comprendía esa aserción. Aunque ahora, desde fuera, observo que he tenido mucha suerte.
                         ¡Estoy viva!
Y he tenido mucha suerte porque me intervinieron relativamente pronto y porque una enfermera que iba a trabajar al Hospital La Fe, paró a socorrerme.
                        Le estaré eternamente agradecida!

            Sí, a veces nos quejamos del funcionamiento de la sanidad pública española, pero gracias a Dios; bajo el nombre que se le quiera dar, sin mención religiosa  y gracias a la Seguridad Social: Estoy viva!.
            Creo además que estaré toda la vida dando las gracias al personal sanitario de cualquier hospital, a los médicos en especial, a la gente que es buena, a Dios y a mi madre.
Sobre todo a mi madre que es también la razón por la cual sigo en el mundo.
¡Nunca me abandonó!



EN EL HOSPITAL.

            Mi estancia en el hospital pasó de cama en cama y en “coma”. Mi accidente tuvo lugar en Diciembre de 1991 y me dieron de alta para las fiestas patronales de Valencia, Las Fallas.
Mi madre me ha relatado brevemente lo acontecido durante mi estancia en coma; durante su relato, no he podido evitar llorar.
¡En realidad es un milagro que esté aquí!
            Durante mi estancia en coma, mi madre siempre estuvo a mi lado, me hablaba de Manolo, mi perro y de los quehaceres cotidianos de la gente que estaba a mi alrededor.
            Me ha contado que antes de despertar del coma, ella observaba como yo movía los ojos cerrados y que una vez despierta, preguntaba por ella. Seguramente porque siempre ha estado ahí, hablándome.
            En el hospital, en un principio estaba en la UCI, después me pasaron a planta con 4 ó 5 personas más por habitación. Según mi madre en esa habitación estaban los enfermos terminales y también estaba yo, en coma.
            Pero fue allí donde desperté, aunque por supuesto no recuerdo nada de mi estancia en el hospital, dado que estaba sedada a todas horas puesto que mis huesos estaban todavía fracturados.
            Sólo creo recordar 2 visitas en el hospital, dado los simpáticos regalos que me ofrecieron: un peludo osito y un mono bailador.
            Creo también que fue durante este periodo cuando tuve un sueño con niños; corría y reía junto a ellos!. O fue más tarde. No recuerdo.
            Lo que sí recuerdo es cuando salí del hospital al exterior, dado que en ese preciso instante aterrizaba un helicóptero o despegaba, no sé.

También salí del hospital en silla de ruedas y sondada. Silla con la que tuve que desenvolverme durante mucho tiempo, pero que fue imprescindible en todos mis desplazamientos, salvo cuando iba en ambulancia.
            De hecho en comentarios posteriores escuché que “los médicos no daban un duro por mí y que me vería postrada en silla de ruedas por vida”. Supongo que los médicos “no se pueden mojar” mucho en los dictámenes , pero en ocasiones son demasiado pesimistas.
            Por suerte, eso del dictamen lo escuché mucho después de poder andar!.
            Así, gracias a mi madre, que no tiró la toalla nunca, fui desplazada del hospital a casa de mi familia una vez que se confirmó que ya no se podía hacer nada más por mí en el hospital.

            De mi estancia en el hospital, como ya he dicho, no recuerdo nasda. Pero me han contado cosas:
-          las múltiples visitas que recibí de personas conocidas mientras estaba en la UCI.
-          Que la cocinera del hospital La Fe, me visitaba para escuchar qué es lo que quería comer, ya que me dolía al tragar por haber estado entubada tanto tiempo.
-          De que mi madre siempre estuvo allí, salvando alguna vez que se quedó una amiga, Amparo.
-          Que me visitaban todos los días o casi todos; Jesús, Paqui y mi hermano mayor Enrique…

En una visita al urólogo, años después, me comentaron que me sacaban a pasear de la habitación, en silla de ruedas por los pasillos del hospital. Yo no me acuerdo pero creo que me habría gustado mucho, si me acordara.

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