PROBLEMAS DE UN ADOLESCENTE:
TEMOR AL RIDÍCULO
Al dar un paso de la infancia hacia la adolescencia nos encontramos frente a diversas actividades que nos hace pertenecer a otro status, donde el temor al ridículo y al fracaso nos invaden, por la cual nos convertimos en una persona temerosa e introvertida olvidando la alegría y el extrovertismo que antes comúnmente era parte de nuestra personalidad. Frente a estas dos emociones contrarias de introversión y extroversión, nos ayuda en gran porcentaje a acentuar las diferentes dudas que poseemos durante el período de nuestra adolescencia. Para superar el temor al ridículo, debemos vencer nuestra inseguridad y autoafirmarse mediante la aprobación de las personas que se encuentran en nuestro entorno. Pues ante cualquier fracaso ocasional que podemos tener durante el transcurso de nuestra adolescencia nos puede llevar a profundas depresiones, desesperación y desconsuelo, del mismo modo el éxito y el triunfo nos provoca la más exaltada alegría. Durante esta etapa vivimos constantemente luchando contra un afán el de manifestarnos “hacernos ver”, también al miedo al fracaso, a “quedar mal”. En muchas ocasiones nos sentimos superiores a los demás adolescente, pero este comportamiento es ocasionado por el miedo a quedar mal frente a diferentes personas ya que nuestra autoestima no nos permite aceptar nuestros fracasos. Cuando se logra vencer o superar el temor al ridículo encontramos el equilibrio y nos hace tomar conciencia de nuestras limitaciones y posibilidades, al mismo tiempo nos hace recuperar la seguridad y nace en nosotros el afán De valer. Ayudado por las influencias favorables brindadas por la personas que nos rodean, pues esto nos hace perfeccionarnos en el sentido de la autoafirmación y de la autoeducación. EL IMPULSO SEXUAL. De todos los acontecimientos y cambios producidos durante la adolescencia, uno de los más intensos es el que se relaciona con la sexualidad, debido a los sentimientos nuevos que se generan en torno a las personas del sexo opuesto. Frente a una vivencia de la sexualidad más intensa, el adolescente puede responder tratando de negarla o estableciéndose relaciones con personas del sexo opuesto. En el inico de la adolescencia, el conflicto puede ser mayor para los muchachos que para las muchachas,en vista que los varones son más conscientes que ellas de sus impulsos sexuales y les difícil negarlas. En las muchachas el impulso sexual suele ser más difuso, ya que se relaciona con otras necesidades y sentimientos, como el amor, el afecto y el romanticismo. A pesar de estas diferencias relativas, que son en gran parte construcciones sociales, los adolescentes de ambos sexos conuerdan en el interés por relacionarse con personas del sexo opuesto. |
sábado, 17 de octubre de 2015
Problemas de asolescentes
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