El Divorcio Según las Etapas del Desarrollo de los
Niños
Marisol Muñoz-Kiehne, PhD
Marisol Muñoz-Kiehne, PhD
Bebés (0-1 año):
- No comprenden las razones del conflicto, pero se dan cuenta del clima emocional del hogar, sienten la tensión y el descontento.
- Se dan cuenta de los cambios en los niveles de energía y en estado emocional de los padres.
- Se dan cuenta de cuando uno de los padres ya no está en el hogar.
- Dependen totalmente de los adultos que los cuidan.
- Comienzan a desarrollar confianza en otros y en el mundo.
- Cúanto tiempo se pase con los bebés determina la formación de los lazos afectivos.
- Fíjese si muestran señales de malestar. Si lucen más irritables, nerviosos, si demuestran más rabietas, pérdida de apetito, o retrasos en su desarrollo.
- Hágales sentirse seguros demostrándoles afecto, meciéndoles, tocándoles, hablándoles con cariño.
- Mantenga sus juguetes y objetos favoritos a la mano.
- Mantenga las rutinas lo más posible.
Introducir personas nuevas gradualmente.
Niños pequeños (1-3 años):
- Necesitan estabilidad y predictibilidad.
- Son egocéntricos: creen que causan todo lo que pasa.
- Fíjese si muestran señales de malestar: llanto excesivo, apego extremo, dificultades al dormir, pesadillas, ansiedad de separación, regresión a comportamientos más inmaduros.
- Ofrecerles más atención y cariño, especialmente a la hora de separarse.
- Hablar sobre el divorcio a un nivel que puedan comprender.
- Hacerles sentir seguros con muestras de afecto verbales y físicas.
- Demostrar que comprenden su malestar.
- Mantener las rutinas lo más posible.
- Introducir personas nuevas gradualmente.
Niños de edad preescolar (3-5 años):
- Necesitan estabilidad y predictibilidad.
- Son egocéntricos. creen que causan todo lo que pasa, piensan que pueden controlar los eventos, se sienten responsables o culpables del divorcio.
- Tienen fantasías sobre la reconciliación de los padres.
- Fíjese si muestran señales de malestar: tristeza, confusion, preocupaciones, temores, pesadillas, agresión, regresión a comportamientos mas inmaduros, aislamiento, apego extremo, quejosos.
- Hablar sobre el divorcio a un nivel que puedan comprender.
- Hacerles sentir seguros con muestras de afecto verbales y físicas.
- Leerles libros sobre el divorcio.
- Animarles a hacer preguntas y a hablar sobre sus sentimientos y pensamientos.
- Demostrar sensibilidad a sus temores.
- Decirles repetidamente que no son responsables por el conflicto o el divorcio.
- Apoyar la relación de los niños con el otro padre, a menos que sea peligroso.
- Mantener las rutinas lo más posible.
- Introducir personas nuevas gradualmente.
Niños de escuela primaria (5-12 años):
- Se dan cuenta de lo que pasa, pero carecen de las destrezas necesarias para lidiar con los conflictos.
- Pueden comprender el concepto de divorcio.
- Penan la pérdida de la familia como era antes del divorcio.
- Pueden sentirse rechazados por los padres.
- Tienden a culpar a otros, a menudo a uno de los padres.
- Hablar sobre el divorcio a un nivel que puedan comprender.
- Fíjese si muestran señales de malestar: tristeza, problemas académicos y/o sociales en la escuela, comportamiento inapropiado, achaques físicos, conflictos entre hermanos por competencia.
- Hacerles sentir seguros con muestras de afecto verbales y físicas.
- Leer libros sobre el divorcio. Animarles a hacer preguntas y a hablar sobre sus sentimientos y pensamientos.
- Demostrar sensibilidad a sus temores.
- Decirles repetidamente que no son responsables por el conflicto o el divorcio.
- Apoyar la relación de los niños con el otro padre, a menos que sea peligroso.
- Mantener las rutinas lo más posible.
- Introducir personas nuevas gradualmente.
Adolescentes (13-17 años):
- Están más envueltos con su grupo de pares y dependen menos de sus padres que los niños menores.
- Les preocupa el impacto del divorcio en sus relaciones.
- Sienten dudas de sus propias capacidades de establecer relaciones a largo plazo.
- Pueden tratar de tomar ventaja de los padres.
- Fíjese si muestran señales de malestar: ira y hostilidad extrema, actitud desafiante, preocupación por asuntos financieros u otros asuntos de adultos, auto-concepto disminuido, aislamiento, problemas académicos o sociales en la escuela, comportamientos impredecibles o arriesgados.
- Mantener abiertas las vías de comunicación.
- Ser justo y razonable al asignarles responsabilidades.
- Apoyar la relación de los muchachos con el otro padre, a menos que sea peligroso.
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